Cómo vivir sin ansiedad

Si ponemos a Dios en primer lugar, la ansiedad no se afianzará en nuestras vidas.

Filipenses 4.4-9

Vivimos en un mundo inundado de ansiedad y temor, en el que la gente tiene el hábito de preocuparse porque eso le proporciona una falsa sensación de control. Pero los cristianos no tienen que ceder a estos sentimientos, pues tenemos un Salvador que nos ha prometido su paz “que sobrepasa todo entendimiento” (Fil 4.7). A Dios gracias, podemos evitar la ansiedad.

Primero, debemos tener cuidado con lo que permitimos que llene nuestra mente: escuchar a los numerosos proveedores de fatalidad y pesimismo puede conducir al miedo, la ansiedad o el pánico. Si usted se agita después de oír las noticias, escuchar podcasts o leer las redes sociales, es hora de tomar un descanso. Más bien, haga lo que Pablo recomienda en el pasaje de hoy: piense en todo lo que sea verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre y digno de alabanza (Fil 4.8).

Otra fuente de ansiedad es el materialismo. Cuanto más tenemos, más nos preocupamos por lo que podría suceder con nuestros bienes y nuestra seguridad económica. Pero el Señor Jesús advirtió que no debemos acumular tesoros en la Tierra (Mt 6.19, 20). Por el contrario, debemos buscar primero el reino de Dios y su justicia, y confiar en que Él proveerá para nuestras necesidades (Mt 6.33). Si lo ponemos a Él en primer lugar, la ansiedad no se afianzará en nuestras vidas.

Biblia en un año: Josué 16-19

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